Dio su vida por su hija


        Tal vez algunos de ustedes han oído hablar de madres coraje. Mujeres que anteponen la vida de sus hijos a la suya propia. Así debería calificarse y recordarse a Bárbara Castro García.
    Nació el 18 de febrero de 1981 en Córdoba (España). En 2005 terminó sus estudios de Periodismo y empezó a ejercer su profesión en la Delegación de Medios de Comunicación Social de la Diócesis de Córdoba. Se casó en el 2009 con el Arquitecto Ignacio Cabezas. En el 2010 la pareja se entera que están esperando a su primer hijo y con ansias quieren tener a la criatura sana y fuerte entre sus brazos.
    Mientras tanto Bárbara empezó a presentar una pequeña llaga en su boca que no sanaba. Acudió a la consulta de un odontólogo que, a su vez, la remitió al maxilofacial. El 15 de julio de 2010 recibió la noticia de que la lesión se trataba de un tumor cancerígeno en su lengua. Para ese entonces ella estaba en su cuarto mes de embarazo.
    El tratamiento para estos casos consiste en una radioterapia o terapia de radiación y, en ocasiones, se combina con la quimioterapia. De cualquier manera, el tratamiento para combatir el cáncer implicaba necesariamente interrumpir el embarazo para evitar deformaciones y enfermedades en el feto.
    A falta de casi cinco meses para dar a luz, Bárbara decide rechazar el tratamiento para permitir el nacimiento de la criatura. "Bárbara dio la vida por amor a su hija, hacía mí y hacia Dios. Voy a honrarla como ella se merece", fueron las palabras de su esposo.
    El bebé nació en noviembre de 2010. Bárbara e Ignacio sabían que ahora el camino sería más doloroso, pues de por sí ella ya soportaba intensos sufrimientos y a estos se sumarían otros. Tras una operación, ella se quedó sin lengua y fue alimentada desde entonces por una sonda conectada al estómago. A pesar de esto, puso estar cerca de un año y medio con su hija.
    El 4 de julio de 2012 Bárbara fallece. Su esposo habría de dedicarle unas escogidas palabras, sentidas y conmovedoras, de las que citaremos un breve fragmento:
    GRACIAS por habernos querido tanto. A tu familia y amigos, a tu hija y también a mí. Nos has dado una lección de AMOR. Con tu lucha estos dos años nos has demostrado el amor más inmenso que podría imaginar. Algún día Barbarita y yo nos miraremos y diremos juntos: ¡Qué orgullosos estamos de Mamá!, por ahora lo diré yo: ¡Qué maravillosa eres! ¡Estoy muy orgulloso de ti, reina mía! GRACIAS VIDA MÍA
    Desde "Grata Certeza", reconocemos y saludamos el esfuerzo de esta "madre coraje". Una conducta verdaderamente ejemplar. Digna de encomio. Esta historia actual y real del amor de una madre por un hijo, que le lleva estar dispuesta a dar su propia vida, nos debe hacer recordar al amor de Dios. El amor de Dios aún es mayor y más perfecto que el asombroso amor de una madre.
    El amor de Dios conllevó también la entrega de una vida a favor de otras vidas. La vida del Hijo eterno, hecho Hombre, sobre la cruz del Calvario. El Señor Jesucristo murió como sustituto de cada miembro de la raza humana, para librarnos de la muerte eterna, de la condenación del infierno que merecemos por nuestros pecados; murió para brindarnos perdón, por medio de Su sangre, en la que hay limpieza; murió para darnos Su vida y abrirnos las puertas del cielo. Murió por nosotros, por amor a cada uno de nosotros.
    Tú debes saber que Dios te ama. Te ama "con amor eterno" (Jer. 31:3). Queda ahora de tu parte responder al amor de Dios. "Nosotros Le amamos a Él, porque Él nos amó primero" (1 Jn. 4:19).
    "Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a Su Hijo unigénito, para que todo aquel que en Él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna" (Jn. 3:16).
    "Mas Dios muestra Su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros" (Ro. 5:8).

-ADAPTADO para "Grata Certeza" por el editor-


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