Cuando hablamos de "evolución teísta" nos queremos referir a los planteamientos de aquellos que pretenden armonizar la Biblia con la teoría de la evolución. Su propósito se sintetiza en el intento de que se asuma que no tendría por qué existir conflicto alguno en afirmar que Dios es el Creador del mundo y, al mismo tiempo, dar por cierta la teoría de la evolución de las especies (sí, se trata de aceptar esos presupuestos indemostrables y fantasiosos, según los cuales, todos los seres vivos procederían de un antepasado común, tras un lento proceso de transformación y mejora, lo que se conoce comúnmente como "evolucionar"; este proceso habría tenido lugar a lo largo de un período muy prolongado en el tiempo, que según los proponentes de estas extrañas ideas se trataría de millones de años). Sin embargo, la llamada “evolución teísta” no puede en sentido alguno conciliarse con la Biblia, son incompatibles. A continuación, se estudiarán brevemente algunos aspectos que merecen ser tenidos en consideración para aclarar por qué razones no es aceptable en absoluto la "evolución teísta":
1. CRONOLOGÍA (CUESTIÓN DE TIEMPO)
La “evolución teísta” considera que la “creación” habría sido un período prolongadamente largo, extenso en el tiempo, mientras que la Biblia es rotunda en afirmar que Dios creó el mundo en seis días, ni más, ni menos (Éx. 20:10, 11). Para que no quede duda alguna, hemos de indicar expresamente que los seis días de la creación no fueron largos períodos de tiempo, sino días literales.
Esto lo afirmamos sobre la base de las siguientes textos bíblicos y, por lo tanto, con la autoridad de la infalible e inerrante Palabra de Dios:
§ La Biblia, al referirse a la creación habla de "días", sin sugerir ninguna otra cosa (Gn. 1:5, 8, 13, 19, 23, 31; 2:2, 3).
§ La Biblia, al narrarnos los hechos de la creación se cuida de indicarnos, y lo hace de tal manera que no deja lugar a especulaciones, que se trataba de días de 24 horas, por cuanto se indica explícitamente, se nos dice abierta y expresamente que constaban de "tarde y mañana" (el orden correcto del día, que ha de comenzarse a contar por la tarde). Es decir, un "día" de aquellos no duraba cientos ni miles de años, sino estaban formados por una "tarde" y una "mañana", lo que se nos repite (Gn. 1:5, 8, 13, 19, 23, 31).
§ La base de la institución del día de reposo dado para el pueblo de Israel descansaba en el día en que reposó Dios de Su obra, la creación (Éx. 20:11; 31:17).
§ La creación del hombre no fue realizada en un momento posterior "al principio de la creación". Recordemos que el Señor usa esta expresión para referirse a la institución del matrimonio: "al principio de la creación" (Mr. 10:6)... no mucho tiempo después, como pretenden los evolucionistas teístas.
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§ Lo creado puede tener apariencia de antigüedad: No debe resultar extraño este argumento dado que Dios creó a Adán como adulto, no como niño (esta afirmación no es gratuita. Adán es creado responsable, ha de cuidar y labrar un huerto; tiene autoridad sobre todos los animales y esta autoridad se demuestra en que les ha de poner nombre y poner nombre significa tener dominio sobre lo que se nombra, al mismo tiempo que muestra capacidad intelectual; posee la madurez suficiente para apreciar la distancia entre sí y los animales, así como para notar que “cada oveja va con su pareja”, pero que para él no existía par… De igual modo, Eva es creada en edad adulta, ya que su boda con Adán sucede muy poco después de ser creada). Del mismo modo, nuestro Señor, cuando convirtió el agua en vino en medio de las bodas en Caná de Galilea, hizo que fuese del vino mejor, es decir, del añejo (Lc. 5:39). Así, aunque en realidad acababa de hacerse vino (de hecho, era el vino más joven que jamás existió) tenía sabor y apariencia de vino viejo, de buen vino (Jn. 2:10).
§ La creación es un acto inmediato: Dios dice y es hecho (Sal. 33:9), no es que comenzase a generarse de forma lenta… sino toma existencia de forma completa (Gn. 1:3). No ha de esperarse puesto que no es progresiva. La Palabra de Dios se cumple sin demoras de ningún tipo. Nada ni nadie puede retrasar u obstaculizar el cumplimiento de lo que sale de la boca del Soberano Señor. Esto puede observarse de igual modo en la inmediatez que sucedían las sanidades obradas por manos de nuestro Señor durante Su ministerio público en este mundo: "en aquella misma hora" (Mt. 8:13).
§ La creación es un acto inmediato: Dios dice y es hecho (Sal. 33:9), no es que comenzase a generarse de forma lenta… sino toma existencia de forma completa (Gn. 1:3). No ha de esperarse puesto que no es progresiva. La Palabra de Dios se cumple sin demoras de ningún tipo. Nada ni nadie puede retrasar u obstaculizar el cumplimiento de lo que sale de la boca del Soberano Señor. Esto puede observarse de igual modo en la inmediatez que sucedían las sanidades obradas por manos de nuestro Señor durante Su ministerio público en este mundo: "en aquella misma hora" (Mt. 8:13).
§ La evidencia futura: Cuando sea destruido este mundo afectado por el pecado y creado uno nuevo, Dios no actuará durante miles de años para hacerlo, sino que lo generará al instante (2 P. 2:7; Ap. 20:11; 21:1).
§ La consideración del vocablo "día" referido a la creación como largo período temporal, aunque sus defensores traten de asignarle algún fundamento escritural –que no compartimos- surge a partir de las teorías evolucionistas, como un intento de adaptación a las corrientes filosóficas del momento. La Biblia nos dice que no nos dejemos arrastrar por corrientes mundanas (Ef. 2:1, 2), que no sucumbamos a las modas (Ro. 12:2) y que desechemos los argumentos de las filosofías y huecas sutilezas humanas (Col. 2:8), así como los de la falsamente llamada ciencia (1 Ti. 6:20, 21), puesto que no son dignos de prestarles atención en lo más mínimo.
2. INTERVENCIÓN DIRECTA
Dios creó hizo por una intervención directa suya al ser humano (Gn. 1:27; 2:7, 23; 5:1; Job 10:9). Por lo tanto, el hombre no ha aparecido sobre la tierra a través de modificaciones sucesivas de otros seres vivientes, sino por el actuar de Dios: "hagamos al hombre..."
3. IMPERFECCIÓN Y GRADUALISMO
La “evolución teísta” supone que Dios sería el iniciador de la complejidad creciente en seres vivos y, por tanto, de una la mejora progresiva en los distintos organismos (al revés de lo que sucede en realidad, hay una degeneración, un aumento de enfermedades y males que asolan a la Creación). Aunque no niega la facultad de Dios como Creador, pero enseña que Él creó de forma imperfecta, parcial e incompleta, mientras que la Biblia afirma que Dios todo lo hizo "bueno y bueno en gran manera" (Gn. 1:31). La sola sugerencia de esta maligna suposición herética hace violencia al mismo carácter de Dios. Dios es bueno y todas Sus obras son armónicas con Su ser; Dios es perfecto y nadie puede hallar imperfección en Su actuar; Dios es santo y no hay ni sombra de pecado en lo que Él hace. Lo que marcó el declive, lo que trajo la imperfección en las criaturas y lo creado, fue, sin duda, la entrada del pecado, la mayor catástrofe sucedida en la Historia, que trajo consigo repercusiones cósmicas, daños inmensos que sufrimos en la actualidad.
4. LA EXISTENCIA DE LA MUERTE
La “evolución teísta” necesita que la muerte fuese un ingrediente puesto en escena por Dios, desde el principio, para el desarrollo de la evolución. Sin embargo, la Biblia enseña que la muerte no estaba dentro de la creación original y que sobrevino a causa de la desobediencia, del pecado (Gn. 2:17; Ro. 5:12). Dios no es el autor de la muerte, sino el "Autor de la vida" (Hechos 3:15). No debemos olvidar que en la restauración que trae consigo la ofrenda del cuerpo de Cristo en la Cruz, por la virtud de Su muerte (y no olvidamos Su gloriosa Resurrección), la muerte ha sido un enemigo vencido y su dominio ha quedado anulado. Como dijera Spurgeon: “De la muerte solo queda una sombra” (Sal. 23:4). Esta es la situación actual, que dará lugar al día que se acerca, que no está lejano en el tiempo, en el que la muerte quedará en el recuerdo, en el pasado, pues será totalmente destruida (1 Co. 15:26, 55; 2 Ti. 1:10; Ap. 1:18; 20:14).
5. DIOS ES AMOR
La evolución teísta implica que Dios se habría desentendido desde el principio de Su creación y, por tanto, también se habría desentendido de Sus criaturas. La Biblia enseña precisamente todo lo contrario: Dios no solamente intervino directamente en la creación, sino que además la sustenta continuamente; incluso cuando el hombre pecó, Dios no se desentendió de Su criatura, sino que nuevamente intervino, irrumpió en la Historia y salió al encuentro del hombre caído (Gn. 3:9). Pero no solo esto: Dios se ha ocupado personalmente de la salvación de Sus criaturas, tanto desde antes de los tiempos al trazar el plan de la redención, al materializarlo en el tiempo a través de la Persona y la obra de Cristo Jesús, y también en su aplicación efectiva y eficaz de forma personal e individual a cada pecador arrepentido, a través de la predicación del Evangelio y de la obra del Espíritu Santo. La afirmación bíblica "Dios es amor" (1 Jn. 4:8) desdice absolutamente las pretensiones evolucionistas. Dios no se ha desentendido de Su criatura, sino la ha amado "con amor eterno" (Jer. 31:3), ha salido en su busca al verla perdida (Lc. 14:4; 19:10) y ha entregado lo más valioso del universo para lograr su rescate (Jn. 3:16; Ro. 8:32; 5:8). Una vez más, con la autoridad de la Palabra de Dios, con la Biblia en la mano, negamos con rotundidad la evolución teísta.
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