LOS NEO-HERMANOS

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Por O. Jean Gibson y Guillermo MacDonald
(Traducido de la revista “Uplook”, editada en inglés en marzo de 1991)
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.....El mundo teológico ya está familiarizado con los términos “neo-ortodoxo” y “neo-evangélico”. Ahora podemos añadir un tercer término, “neo-hermanos”. Todos ellos emplean un vocabulario conocido y fiable, pero sus nuevas interpretaciones son de un significado completamente distinto. En el caso de los neo-hermanos, promocionan ideas nuevas, prácticas nuevas y cambios que dan algo muy distinto a la línea fundamental de las asambleas. Si los hermanos de antaño pudieran visitar algunas de esas iglesias de los neo-hermanos, es dudoso pensar que encontraran muchas similitudes a lo que consideraban el patrón bíblico y neotestamentario de la iglesia.

.....Admitimos comúnmente que no hay necesidad alguna de estar sujetos a prácticas que no tienen ninguna relación con la enseñanza del Nuevo Testamento, es decir, con meras cuestiones de cultura o de tradición.

.....No obstante, ha llegado a ser una práctica común entre algunos de los neo-hermanos considerar enseñanzas sobre las que las Escrituras hablan claramente y etiquetarlas de “tradicional”. Reinterpretan la Biblia según su propia cultura, o según sus caprichos. Quieren aparentar como que son fieles a sus principios, pero los minan con sutileza y los cambian. He aquí algunos de los temas generales de los neo-hermanos sobre los que ellos hacen hincapié. Es obvio que no se puede aplicar cada punto a cada iglesia o individuo entre ellos.
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1. Ellos dan mucha importancia al número de asistentes a las reuniones de la iglesia, y descuidan todo lo concerniente a los preceptos bíblicos, o referente a cualquier cosa que pueda impedir el crecimiento numérico de la iglesia.

2. El énfasis que siempre hemos puesto en la Cena del Señor, ha sido reducido y debilitado por ellos, es decir: su importancia, su frecuencia, la participación de los hermanos varones dirigida por el Espíritu Santo. La reunión tiende a ser progresivamente más dirigida, es decir: organizada y controlada por los hombres.

3. Los temas de las predicaciones son escogidos de acuerdo al interés o la atracción que tiene para la gente. Lo que el público quiere es lo que importa en vez de todo el consejo de Dios. Con frecuencia los temas están basados en psicología secular y en frases y dichos populares en lugar de ser una exposición sistemática de las Escrituras. Lo suyo es un púlpito populista que emplea las tácticas del mundo de la diversión o de los que montan espectáculos.
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4. Hay una falta de atención a lo que conduce a un avivamiento espiritual, como es la oración, la convicción, la confesión, el arrepentimiento y la obediencia. Dependen de unas estrategias eclesiásticas del “marketing”. Falta la ofensa de la cruz.

5. Algunos de los responsables en las iglesias enseñan la igualdad de los varones y las mujeres con respecto a su posición en Cristo (con lo que todos estamos de acuerdo), pero no reconocen la enseñanza bíblica que los varones y las mujeres, por la mano de Dios, tienen funciones distintas en la iglesia y en el hogar. Cualquier otra posición la condenan y la denuncian como tradicional y opresiva que roba a la iglesia los dones de las mujeres y niega el sacerdocio de todos los creyentes. Muchas veces ellos desaniman a las mujeres tocante al uso del velo, porque creen que tal uso podría ofender a los visitantes.

6. El ministerio público de la Palabra de Dios queda generalmente limitado a un solo hombre, y preferiblemente a uno que haya recibido formación “profesional” (es decir, en un instituto o seminario). Esta práctica dejaría descalificados a nuestro Señor y a sus Apóstoles. Se da poca oportunidad para que los hermanos más jóvenes vayan desarrollando sus dones espirituales con respecto a este ministerio.

7. Con demasiada frecuencia hay una actitud de burla o ataque hacia las asambleas y sus distintivos. Los preceptos de la iglesia neotestamentaria son reducidos y simplificados hasta que llegan a unas muy escasas enseñanzas, y son tan sencillas que casi cualquier tipo de iglesia evangélica cabe en su definición, a pesar de lo que piense, predique y practique. Tanto en público como en privado critican y censuran a los primeros hombres claves del movimiento conocido como “los hermanos” (y especialmente a Darby).

8. Los descritos en el párrafo anterior todavía quieren clasificarse como “de los hermanos”. De esa manera ellos y sus iglesias pueden seguir gozando del apoyo financiero y la asistencia médica provistos para tales iglesias y sus obreros. Pero no tienen que demostrar una lealtad verdadera a los principios bíblicos de las asambleas.

9. La tendencia es centralizar todos los ministerios importantes en manos de unos miembros con formación profesional, que componen una especie de “facultad asalariada” en la iglesia. Hay muy poca diferencia entre eso y el sistema de clero y laicos. Es bastante común verlos delegar las funciones y las responsabilidades propias de los pastores/ancianos a psicólogos que por supuesto cobran por su “ministerio”.

10. Todo esto da como resultado la creación de una división en las asambleas, separándolas en dos grupos. Esa división es alimentada todavía más por la formación de asociaciones y las convocatorias de conferencias especiales con el propósito de investigar y repasar la historia del movimiento. A primera vista tales asociaciones y conferencias pueden parecer inocuas, pero en realidad son empleadas para denigrar al movimiento y promocionar las metas y los principios de los neo-hermanos que hemos apuntado en los párrafos anteriores. El resultado es una polarización entre las asambleas.

.....Sería mucho más honesto e íntegro si estos neo-hermanos se separaran de las asambleas y formaran cualquier otro tipo de iglesias locales como quisieran, pero fuera de las asambleas.

.....Es cierto que necesitamos ser avivados y necesitamos ver el ministerio refrescante del Espíritu Santo entre nosotros. Hay mucho de qué arrepentirse. No obstante, no necesitamos arrepentirnos de los preceptos escriturarios o abandonarlos. Necesitamos practicarlos mejor.

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